En la finca que tenía mi papá en el municipio de El Retiro, en el Oriente Antioqueño, había un árbol muy bonito de flores grandes, con pétalos gruesos y de color rosado intenso. Este árbol estaba situado al borde de un camino de herradura que servía de lindero con la finca del señor Álvaro Restrepo J.
Cierto día, el señor Restrepo nos llamó para indicarnos que quería ampliar el camino y convertirlo en un carreteable, pero antes, deseaba estar de acuerdo con nosotros, de tal manera que ninguna de las dos fincas resultara perjudicada. Cuando nos encontramos en el camino para definir los trabajos a realizar, Álvaro, refiriéndose a ese árbol nos dijo: "Cuídenlo mucho, este es un árbol muy raro y solo es conocido en esta región; es más, mi hermano el padre Sergio lo reportó por primera vez para la ciencia y en su honor el nombre científico del árbol hace referencia a su nombre".
Cierto día, el señor Restrepo nos llamó para indicarnos que quería ampliar el camino y convertirlo en un carreteable, pero antes, deseaba estar de acuerdo con nosotros, de tal manera que ninguna de las dos fincas resultara perjudicada. Cuando nos encontramos en el camino para definir los trabajos a realizar, Álvaro, refiriéndose a ese árbol nos dijo: "Cuídenlo mucho, este es un árbol muy raro y solo es conocido en esta región; es más, mi hermano el padre Sergio lo reportó por primera vez para la ciencia y en su honor el nombre científico del árbol hace referencia a su nombre".
Efectivamente se amplió el camino y el buldozer que realizó el trabajo paso muy cerca del árbol, lastimando sus raíces. Días más tarde el árbol se cayó y al poco tiempo murió mi papa, heredando yo el terreno con el árbol caído.
Pasado algún tiempo, noté que las ramas en contacto con el suelo echaron raíces y rebrotaron; en ese momento, decidí intentar su propagación a través de un acodo. El resultado fue exitoso y actualmente existe cerca a mi casa un frondoso árbol de aproximadamente ocho metros de altura proveniente del primer acodo que hice.
Años después, el padre Sergio fue asesinado por la guerrilla y en el periódico El Colombiano se publicó un articulo lamentando su muerte y resaltando su labor en la botánica de la región. En dicho articulo se hacia referencia al nombre científico de un árbol relacionado con el nombre de Sergio; para confirmar esta información, contacté a Gloria Bermúdez, pensionada de la Universidad de Antioquia y amiga personal del biólogo Ramiro Fonnegra, director del Herbario de esa universidad.
De mis observaciones sobre este árbol he podido recopilar la siguiente información: la floración inicia cada año durante junio y termina en diciembre. En este último mes empiezan a madurar los primeros frutos que son unas cápsulas carnosas en forma de copa con una tapa de borde rojizo.
Atraídos por la maduración de los frutos empiezan a llegar aves que con su pico retiran la tapa y se alimentan del contenido, el cual consiste en una pulpa de sabor dulce conteniendo innumerables semilla muy pequeñas.
Las aves que mas frecuentan este hermoso árbol son:
Pasado algún tiempo, noté que las ramas en contacto con el suelo echaron raíces y rebrotaron; en ese momento, decidí intentar su propagación a través de un acodo. El resultado fue exitoso y actualmente existe cerca a mi casa un frondoso árbol de aproximadamente ocho metros de altura proveniente del primer acodo que hice.
Años después, el padre Sergio fue asesinado por la guerrilla y en el periódico El Colombiano se publicó un articulo lamentando su muerte y resaltando su labor en la botánica de la región. En dicho articulo se hacia referencia al nombre científico de un árbol relacionado con el nombre de Sergio; para confirmar esta información, contacté a Gloria Bermúdez, pensionada de la Universidad de Antioquia y amiga personal del biólogo Ramiro Fonnegra, director del Herbario de esa universidad.
Llevamos una muestra del árbol y allí fue identificado como Blakea princeps (lind) cogn. var. splendida de la familia Melastomataceae. No satisfecho con esta información, me dirigí con Gloria a la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, allí nos facilitaron el expediente del padre Sergio Restrepo, lastimosamente el artículo del periódico El Colombiano que buscábamos no estaba disponible, es decir, mi duda se mantuvo.
De mis observaciones sobre este árbol he podido recopilar la siguiente información: la floración inicia cada año durante junio y termina en diciembre. En este último mes empiezan a madurar los primeros frutos que son unas cápsulas carnosas en forma de copa con una tapa de borde rojizo.
Atraídos por la maduración de los frutos empiezan a llegar aves que con su pico retiran la tapa y se alimentan del contenido, el cual consiste en una pulpa de sabor dulce conteniendo innumerables semilla muy pequeñas.
Las aves que mas frecuentan este hermoso árbol son:
Carriquí de montaña (Cyanocorax yncas)
Tángaras de diferentes especies, siendo una de las más numerosas la Tángara capirotada (Tangara heinei).
Azulejo común (Thraupis episcopus)
Azulejo palmero (Thraupis palmarum)
Tucancito esmeralda (Aulacorhynchus prasinus)
Mirla común (Turdus fuscater)
Cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster)
Las aves me enseñaron a reconocer los frutos maduros, gracias a lo cual ya cuento con mas de 20 árboles propagados por semilla.
Su crecimiento inicial es lento y se adapta muy bien en zonas de ladera con buen drenaje.
En la publicación Especies Vegetales del Altiplano del Oriente Antioqueño en peligro de extinción cuyos autores son Fernando Alzate G., María Cristina Gómez S. y Sergio Luis Rodríguez, el Blakea princeps en considerado como una especie en peligro critico de extinción (2008)