martes, 25 de marzo de 2014

EL HIRTELLA




Desde que tengo mi finca en El Retiro, uno de los objetivos que me he planteado es hacer un inventario de los árboles nativos de la zona, estudiarlos y propagarlos.

Es  así como, en septiembre de 1998, caminando desde El Retiro hacia la vereda Pantanillo, a borde de carretera, aproximadamente a un km del pueblo, pude observar un árbol totalmente desconocido para mi. Me llamó mucho la atención por sus frutos morado intenso, casi del color de una berenjena.


De acuerdo con las indicaciones que había recibido en el Jardín Botánico de Medellín para la identificación de especies, se hace necesario presentar tres muestras de hojas, flores y frutos prensados entre papel periódico, con los siguientes datos: información del árbol, nombre(s) del(los) recolector(es), sitio de ubicación con coordenadas geográficas, altura en metros sobre el nivel del mar, descripción del sitio (municipio, vereda, etc.) forma y color del fruto, de las flores y fecha de recolección. Es así como, decidí recolectar las muestras necesarias para su identificación.

Al presentar la muestra al Jardín Botánico, el biólogo Alvaro Cogollo me comentó  que se trataba de un árbol del género Hirtella, de la familia Chrysobalanaceae.

Para mi sorpresa, nunca imaginé que quince años después, en el 2013, me enterara que dicha especie correspondía a un árbol en peligro crítico de extinción,  según aparece reportado en el Libro Rojo de Plantas Fanerógamas de Colombia, publicado en el año 2002. Extraído textualmente del libro: "conocida únicamente en la hoya del río Cali, vertiente oriental de la cordillera Occidental, departamento del Valle del Cauca, entre 1.850 y 2.000 metros de altitud, exclusiva de Colombia.  Es una especia pobremente conocida, colectada una sola vez en 1944".

De mi primer encuentro con el árbol, recolecté también algunos frutos que contienen una sola semilla. En preparación para la germinación, retiré la parte carnosa, y sembré la semilla directamente en bolsas. Luego de una espera de siete meses, las plántulas emergieron.  En 2010, siendo árboles de 12 años de edad y dos metros de altura, tuvieron su primera floración.


















Hacia esa misma época  casualmente me encontré con Alvaro Cogollo, a quien tuve la oportunidad de comentarle que producto de las semillas de las cuales le había llevado una muestra en 1998, tenía árboles  en floración. Se mostró muy sorprendido, pues no recordaba la muestra que presenté hacia tanto tiempo. Organizamos un viaje para mostrarle el árbol cercano a la carretera. Con el paso de los años, se había multiplicado y ya eran 4 árboles de la misma especie.  Tomó varias muestras para su evaluación.

Dos años más tarde, me comentó que ya tenía la confirmación sobre la especie: se trataba del Hirtella enneandra.


Hoy tengo en mi finca un total de cinco árboles produciendo frutos que he seguido propagando. Recientemente doné uno de estos a la colección del Jardín Botánico de Medellín.

Son árboles de crecimiento muy lento, de floración poco abundante, pero de ocurrencia permanente durante casi todo el año.


De mi propia observación, he podido confirmar que los frutos tardan nueve meses en madurar, hasta llegar a un tamaño de aproximadamente tres centímetros y con una coloración bastante característica, como lo describí inicialmente.


En la región es una especie totalmente desconocida para los habitantes, de hecho, no se le conoce nombre vulgar alguno. Se ha escuchado que tiene propiedades para la extracción de aceite para biocombustibles; sin embargo, su uso generalizado es aún desconocido.





domingo, 2 de marzo de 2014

EL CAUNCE

NOMBRE COMÚN : Caunce
NOMBRE CIENTÍFICO : Godoya antioquensis
FAMILIA: Ochnaceae


Cuando apenas me iniciaba en el estudio de los árboles nativos de mi finca “La Sierra”, ubicada en el municipio de El Retiro al oriente de Antioquia, mi amigo Antonio José López de Mesa, en ese entonces director del Jardín Botánico de Medellín, me preguntó si conocía el árbol de Caunce. Esta especie era muy escasa y se encontraba en peligro de extinción, como consecuencia de la tala para utilizar su madera en la fabricación de cabos de herramientas. Además me informó que pertenecía a la familia “Ochnaceae”, y su nombre científico era “Godoya antioquensis”. 

Como nunca había oído mencionar  ese árbol, me propuse averiguar sobre él.  



Estuve indagando con campesinos de la vereda en varias oportunidades; sin embargo, no pude obtener resultados positivos. Mi compañera de caminatas Gloria Bermúdez me contactó con Don Fabio Bedoya, un gran conocedor de plantas medicinales y árboles nativos de la zona. Don Fabio me informó que efectivamente conocía varios Caunces ubicados en el alto El Gallinazo, aproximadamente a unas 2 horas de caminata desde el pueblo.



Coordinamos el viaje para la semana siguiente, y después de superar algunas dificultades en el camino por lo espeso de la vegetación, llegamos por fin al alto donde Don Fabio me señaló un árbol y desenfundando su machete, le hizo una gran herida al mismo, desprendiendo parte de su corteza, afirmándome lo siguiente: "éste es el Caunce, lo reconozco por el color rosado de su madera que es muy especial para cabos de herramientas". Al observar el árbol vi unas pequeñas cápsulas abiertas, recogí algunas de ellas, así como una muestra para llevar al Jardín Botánico.


Ya en mi casa, inspeccioné las cápsulas y en algunas encontré unas pequeñas semillas aladas. Las sembré en un recipiente plástico transparente lleno de arena y con tapa para conservar la humedad. Al mes siguiente se inició la germinación de las semillas.

Antonio José López de Mesa me confirmó a través del Biólogo Alvaro Cogollo que la muestra entregada correspondía a un Caunce (Godoya antioquensis).


En la actualidad, cuento en mi finca con más de 15 árboles que han sido propagados por semilla, muchos de ellos de más de 5 metros de altura y produciendo gran cantidad de frutos, que me han permitido la siembra y producción de nuevos árboles.



La recolección de las semillas es una labor un tanto compleja, teniendo en cuenta que son fácilmente dispersadas por el viento tan pronto las cápsulas se abren.

Las semillas tardan en germinar unos 30 a 35 días, y el crecimiento inicial de los pequeños arbolitos es muy lento.



Aproximadamente a los 8 años de edad inicia la floración de los árboles.

Este espectáculo visual tiene inicio en julio y se prolonga hasta el mes de marzo o abril del año siguiente. Luego de esto, da lugar a la maduración de los frutos.




Personalmente, considero que éstos son los árboles nativos mas hermosos en el oriente antioqueño, tanto por sus flores de intenso amarillo de 4 centímetros, como por sus hojas de color verde brillante y tonos rojizos en su etapa juvenil.



En la época de floración, los caunces se pueden observar a lo lejos en las montañas y sobresalen por su belleza. En posteriores salidas de campo con Gloria Bermúdez y otros aficionados, hemos encontrado Caunces en otros sitios cercanos a El Retiro.