El Comino Crespo o simplemente Comino (Aniba perutilis) de la familia Lauraceae, es un árbol que se encuentra en peligro critico de extinción (Alzate, Rodriguez, Gómez; 2008) debido a que su madera, considerada como preciosa, ha sido altamente explotada para la fabricación de muebles.
Foto tomada por Gloria Bermudez |
Hace muchos años, cuando me encontraba en el municipio de Frontino (Antioquia), tuve la oportunidad de conseguir un par de semillas de esta especie a través de un campesino. Hoy día, tengo en mi finca, un árbol de 28 años de edad y aproximadamente 5 metros de altura, producto de éstas.
Hacia 1999, recorría las montañas del municipio de El Retiro (Antioquia) en compañía de mi amiga Gloria Bermúdez y de Darío Vargas, quien es un conocedor de la región y su vegetación nativa, y de paso, nos servía como guía.
Durante nuestra caminata, Darío nos señaló a lo lejos, un árbol solitario en medio de un potrero ubicado en la margen izquierda de la quebrada La Agudelo. En su momento, nos comentó que se trataba del único comino de la región.
Adicionalmente, Darío nos relató una historia que le había sucedido años atrás: Cierto día, caminando por el cauce de la misma quebrada, vio un pedazo de madera casi totalmente cubierto por la arena y que apenas podía notarse en el agua. Comenzó a revisarlo, y notó que era el tronco completo de un comino crespo. Tuvo que conseguir un buen número de trabajadores para desenterrar su hallazgo. Luego de extraerlo, pudo aserrar la madera, con la cual fabricó los muebles de su casa, e incluso, le sobró una parte para la venta.
Durante nuestra caminata, Darío nos señaló a lo lejos, un árbol solitario en medio de un potrero ubicado en la margen izquierda de la quebrada La Agudelo. En su momento, nos comentó que se trataba del único comino de la región.
Adicionalmente, Darío nos relató una historia que le había sucedido años atrás: Cierto día, caminando por el cauce de la misma quebrada, vio un pedazo de madera casi totalmente cubierto por la arena y que apenas podía notarse en el agua. Comenzó a revisarlo, y notó que era el tronco completo de un comino crespo. Tuvo que conseguir un buen número de trabajadores para desenterrar su hallazgo. Luego de extraerlo, pudo aserrar la madera, con la cual fabricó los muebles de su casa, e incluso, le sobró una parte para la venta.
En esa oportunidad, el árbol estaba lleno de frutos verdes, por lo que no pudimos conseguir semilla alguna. A los pocos días, organizamos nuevamente una visita al mismo lugar, en compañía de Álvaro Cogollo, director científico del Jardín Botánico de Medellín. Álvaro nos confirmó que efectivamente se trataba de la especie Aniba perutilis; también nos acompañaba el abogado Herman Jiménez, gran entusiasta y conocedor de árboles nativos, quien eufórico me dijo: "León, hay que coger toda esa semilla!".
Desde ese momento, visitaba con frecuencia al árbol, siempre guardando la esperanza de encontrar frutos maduros que me permitieran propagar tan apreciada especie.
Los frutos eran cada vez más escasos. Sin embargo, pude recolectar algunos del suelo, muchos de los cuales presentaban daños por el pico de las aves. Al parecer estaban sirviendo de alimento a tucanes y guacharacas, aves típicas de la región.