jueves, 4 de junio de 2015

EL GUAYABO INDIO

NOMBRE COMÚN: Guayabo caobo, Guayabo liso, Guayabo indio.
NOMBRE CIENTÍFICO: Psidium sp.
FAMILIA: Myrtaceae

En la carretera Las Palmas que conduce de Medellín a El Retiro conocí uno de estos árboles desde niño. En los usuales viajes de paseo con mi papá, quien lo conocía como Guayabo Indio, siempre nos deteníamos en busca de frutos maduros para consumirlos. Recuerdo claramente que era un árbol muy grande y de hermoso y copioso follaje. 
A   este  mismo  árbol,  en  los  municipios   del  oriente  de   Antioquia,  se  le denomina comúnmente guayabo caobo o guayabo liso.


Los ácidos frutos del guayabo indio son de color morado oscuro, de forma esférica y aproximadamente un centímetro de diámetro. 

Por su color y sabor, son muy apetecidos por aves frugívoras como las guacharacas (Hortalis colombiana) y el siempre colorido tucancito esmeralda (Aulacorhynchus prasinus).


Aquel famoso árbol, ubicado en la vía a Las Palmas, no tuvo un final feliz: sus ramas más grandes fueron podadas para permitir la visibilidad de una valla publicitaria recientemente ubicada; posteriormente, durante la ampliación de la carretera a doble calzada, fue talado en su totalidad para dar paso a unas líneas de energía eléctrica.



Afortunadamente en mi finca cuento con dos árboles que ya eran adultos cuando fue adquirida en 1977. A través de éstos, he procurado su propagación a través de semillas. Los resultados no han sido los esperados, toda vez que las semillas son atacadas por insectos con frecuencia. Luego de muchos intentos sólo he tenido éxito una vez. Esta experiencia positiva corresponde hoy a un arbolito de nueve años y apenas un poco más de un metro de altura.




El guayabo indio es hoy día muy escaso en el oriente antioqueño; de hecho, sólo conozco algunos individuos (aproximadamente quince). He investigado mucho sobre esta especie, pero prácticamente no he encontrado información al respecto, básicamente porque no es mencionado en ninguno de los libros publicados a los que he tenido acceso.







EL CHAQUIRO

NOMBRE COMUN: Chaquiro
NOMBRE CIENYÍFICO: Podocarpus oleifolius
FAMILIA: Podocarpaceae

Mi primer contacto con el Chaquiro tuvo lugar en el año 1983, época en la que me encontraba en las estribaciones del Páramo de Frontino, ubicado en el municipio del mismo nombre, al occidente del departamento de Antioquia.

Aquellos árboles me impresionaron por su tamaño, eran muy grandes, con casi 30 metros de altura; su tronco era tan grueso que no alcanzaba a rodearlo con mis brazos.
En esa oportunidad, logré recolectar algunas semillas directamente del suelo, las sembré en el vivero que tenía en mi jardín en Medellín, y germinaron al cabo de 30 días.

Un año después, ya contaba con 5 arbolitos, que sembré en un potrero enrastrojado en mi finca de El Retiro.

Habían transcurrido 25 años desde aquel momento, cuando estos Chaquiros que ya tenían ocho metros de altura y un tronco de quince centímetros de diámetro, presentaron su primera floración durante un mes de septiembre.


Los Chaquiros son árboles dioicos, es decir, algunos únicamente producen flores masculinas mientras que otros producen flores femeninas. De los cinco que sembré, sólo uno de ellos fue femenino. 


Luego de aquella primera floración, pude recoger los frutos maduros, directamente de los árboles en el mes de enero siguiente.

Los frutos del Chaquiro son muy llamativos. Poseen una tonalidad roja escarlata intensa. Por su forma y color, parecen anacardos en miniatura.





Comparando estos árboles con los Chaquiros propios del oriente de Antioquia encuentro alguna diferencia relacionada con el tamaño de las hojas.  Aunque nunca he visto frutos de la especie nativa de El Retiro, sí percibo diferencias con los originarios de Frontino, teniendo en cuenta la  descripción de algunos autores.

Los técnicos y agrónomos que han visitado estos árboles en mi finca, comentan que probablemente correspondan a la subespecie "macrostachyus"; sin embargo, analizando la descripción realizada por Juan Lázaro Toro en su libro "Árboles de las montañas de Antioquia" continúo viendo diferencias.
Fernando Alzate y otros, en su libro "Flora de los bosques montanos de Medellín" incluyeron algunas de mis fotografías, e identificaron el árbol como Podocarpus oleifolius.


Luego de las continuas floraciones en la finca, he podido propagar esta especie por semilla con muy buenos resultados. Los arbolitos están creciendo muy bien y también he regalado semillas a algunos amigos. Al momento, sigo con la duda sobre la verdadera identificación de esta subespecie.

El Chaquiro es un árbol muy escaso, principalmente por la sobre-explotación a la que ha sido sometido. Su madera es considerada preciosa y fue muy utilizada en la fabricación de muebles. De allí que hoy sea toda un proeza encontrarlos en su estado nativo.
En el Libro Rojo de las Plantas de Colombia, es considerado como un árbol en peligro de extinción. 







martes, 29 de abril de 2014

EL CALATOLA


NOMBRE COMÚN: No conocido
NOMBRE CIENTÍFICO: Calatola columbiana
FAMILIA : Icacinaceae

Como todos los miércoles, salimos Gloria y Yo temprano en la mañana a recorrer caminos y quebradas en busca de árboles desconocidos y recolectar semillas o frutos de aquellos que ya conocíamos.


Esta vez fuimos por el cauce de la quebrada La Miel aguas arriba y después de 3 horas nos detuvimos a descansar en la confluencia con la quebrada Las Flores.

Observando los árboles de los alrededores, vimos uno con frutos en la otra orilla. Cruzamos la quebrada para ir en busca de ese árbol, al llegar, encontramos un árbol de 15 metros de altura y un tronco de 15 centímetros de diámetro; al ser tan delgado y alto, nos resultó imposible alcanzar los frutos.

La horajasca acumulada al pie del árbol no facilitaba encontrar ningún fruto que hubiera caído. Afortunadamente Gloria llevaba puestos zapatos de suela delgada, los cuales le permitieron sentir protuberancias en el suelo, que al final, resultaron ser los frutos que habían caído. Como consecuencia del tiempo transcurrido y la humedad de la zona, la parte externa del fruto ya se había descompuesto y solo quedaba la semilla limpia, tenia consistencia dura y aproximadamente 6 centímetros de largo.

En esa forma logramos recolectar algunas semillas para sembrar en mi finca.


Para la identificación del árbol tuve la necesidad de regresar a ese sitio provisto de un corta ramas de altura para recolectar una muestra para llevar al Jardín Botánico, en donde fue identificado como Calatola columbiana. 




















En este lugar pude aprender que el interior de la semilla, de color blanco, era comestible; sin embargo, luego de la exposición al aire tomaba rápidamente una coloración oscura producto de la oxidación.






Planté las semillas las directamente en bolsas de almácigo. La germinación tuvo lugar entre entre los 16 y 36 meses después de la siembra.














Hoy tengo en mi finca cinco arbolitos de 15 años de edad de los cuales, el más alto tiene 3 metros de altura.






He revisado toda la literatura sobre la vegetación del oriente de Antioquia y no he encontrado reportes sobre esta especie.

En la publicación ¨ VEGETACIÓN DEL TERRITORIO CAR ¨ (2004) lo catalogan como especie en peligro de extinción.



martes, 25 de marzo de 2014

EL HIRTELLA




Desde que tengo mi finca en El Retiro, uno de los objetivos que me he planteado es hacer un inventario de los árboles nativos de la zona, estudiarlos y propagarlos.

Es  así como, en septiembre de 1998, caminando desde El Retiro hacia la vereda Pantanillo, a borde de carretera, aproximadamente a un km del pueblo, pude observar un árbol totalmente desconocido para mi. Me llamó mucho la atención por sus frutos morado intenso, casi del color de una berenjena.


De acuerdo con las indicaciones que había recibido en el Jardín Botánico de Medellín para la identificación de especies, se hace necesario presentar tres muestras de hojas, flores y frutos prensados entre papel periódico, con los siguientes datos: información del árbol, nombre(s) del(los) recolector(es), sitio de ubicación con coordenadas geográficas, altura en metros sobre el nivel del mar, descripción del sitio (municipio, vereda, etc.) forma y color del fruto, de las flores y fecha de recolección. Es así como, decidí recolectar las muestras necesarias para su identificación.

Al presentar la muestra al Jardín Botánico, el biólogo Alvaro Cogollo me comentó  que se trataba de un árbol del género Hirtella, de la familia Chrysobalanaceae.

Para mi sorpresa, nunca imaginé que quince años después, en el 2013, me enterara que dicha especie correspondía a un árbol en peligro crítico de extinción,  según aparece reportado en el Libro Rojo de Plantas Fanerógamas de Colombia, publicado en el año 2002. Extraído textualmente del libro: "conocida únicamente en la hoya del río Cali, vertiente oriental de la cordillera Occidental, departamento del Valle del Cauca, entre 1.850 y 2.000 metros de altitud, exclusiva de Colombia.  Es una especia pobremente conocida, colectada una sola vez en 1944".

De mi primer encuentro con el árbol, recolecté también algunos frutos que contienen una sola semilla. En preparación para la germinación, retiré la parte carnosa, y sembré la semilla directamente en bolsas. Luego de una espera de siete meses, las plántulas emergieron.  En 2010, siendo árboles de 12 años de edad y dos metros de altura, tuvieron su primera floración.


















Hacia esa misma época  casualmente me encontré con Alvaro Cogollo, a quien tuve la oportunidad de comentarle que producto de las semillas de las cuales le había llevado una muestra en 1998, tenía árboles  en floración. Se mostró muy sorprendido, pues no recordaba la muestra que presenté hacia tanto tiempo. Organizamos un viaje para mostrarle el árbol cercano a la carretera. Con el paso de los años, se había multiplicado y ya eran 4 árboles de la misma especie.  Tomó varias muestras para su evaluación.

Dos años más tarde, me comentó que ya tenía la confirmación sobre la especie: se trataba del Hirtella enneandra.


Hoy tengo en mi finca un total de cinco árboles produciendo frutos que he seguido propagando. Recientemente doné uno de estos a la colección del Jardín Botánico de Medellín.

Son árboles de crecimiento muy lento, de floración poco abundante, pero de ocurrencia permanente durante casi todo el año.


De mi propia observación, he podido confirmar que los frutos tardan nueve meses en madurar, hasta llegar a un tamaño de aproximadamente tres centímetros y con una coloración bastante característica, como lo describí inicialmente.


En la región es una especie totalmente desconocida para los habitantes, de hecho, no se le conoce nombre vulgar alguno. Se ha escuchado que tiene propiedades para la extracción de aceite para biocombustibles; sin embargo, su uso generalizado es aún desconocido.





domingo, 2 de marzo de 2014

EL CAUNCE

NOMBRE COMÚN : Caunce
NOMBRE CIENTÍFICO : Godoya antioquensis
FAMILIA: Ochnaceae


Cuando apenas me iniciaba en el estudio de los árboles nativos de mi finca “La Sierra”, ubicada en el municipio de El Retiro al oriente de Antioquia, mi amigo Antonio José López de Mesa, en ese entonces director del Jardín Botánico de Medellín, me preguntó si conocía el árbol de Caunce. Esta especie era muy escasa y se encontraba en peligro de extinción, como consecuencia de la tala para utilizar su madera en la fabricación de cabos de herramientas. Además me informó que pertenecía a la familia “Ochnaceae”, y su nombre científico era “Godoya antioquensis”. 

Como nunca había oído mencionar  ese árbol, me propuse averiguar sobre él.  



Estuve indagando con campesinos de la vereda en varias oportunidades; sin embargo, no pude obtener resultados positivos. Mi compañera de caminatas Gloria Bermúdez me contactó con Don Fabio Bedoya, un gran conocedor de plantas medicinales y árboles nativos de la zona. Don Fabio me informó que efectivamente conocía varios Caunces ubicados en el alto El Gallinazo, aproximadamente a unas 2 horas de caminata desde el pueblo.



Coordinamos el viaje para la semana siguiente, y después de superar algunas dificultades en el camino por lo espeso de la vegetación, llegamos por fin al alto donde Don Fabio me señaló un árbol y desenfundando su machete, le hizo una gran herida al mismo, desprendiendo parte de su corteza, afirmándome lo siguiente: "éste es el Caunce, lo reconozco por el color rosado de su madera que es muy especial para cabos de herramientas". Al observar el árbol vi unas pequeñas cápsulas abiertas, recogí algunas de ellas, así como una muestra para llevar al Jardín Botánico.


Ya en mi casa, inspeccioné las cápsulas y en algunas encontré unas pequeñas semillas aladas. Las sembré en un recipiente plástico transparente lleno de arena y con tapa para conservar la humedad. Al mes siguiente se inició la germinación de las semillas.

Antonio José López de Mesa me confirmó a través del Biólogo Alvaro Cogollo que la muestra entregada correspondía a un Caunce (Godoya antioquensis).


En la actualidad, cuento en mi finca con más de 15 árboles que han sido propagados por semilla, muchos de ellos de más de 5 metros de altura y produciendo gran cantidad de frutos, que me han permitido la siembra y producción de nuevos árboles.



La recolección de las semillas es una labor un tanto compleja, teniendo en cuenta que son fácilmente dispersadas por el viento tan pronto las cápsulas se abren.

Las semillas tardan en germinar unos 30 a 35 días, y el crecimiento inicial de los pequeños arbolitos es muy lento.



Aproximadamente a los 8 años de edad inicia la floración de los árboles.

Este espectáculo visual tiene inicio en julio y se prolonga hasta el mes de marzo o abril del año siguiente. Luego de esto, da lugar a la maduración de los frutos.




Personalmente, considero que éstos son los árboles nativos mas hermosos en el oriente antioqueño, tanto por sus flores de intenso amarillo de 4 centímetros, como por sus hojas de color verde brillante y tonos rojizos en su etapa juvenil.



En la época de floración, los caunces se pueden observar a lo lejos en las montañas y sobresalen por su belleza. En posteriores salidas de campo con Gloria Bermúdez y otros aficionados, hemos encontrado Caunces en otros sitios cercanos a El Retiro.



miércoles, 5 de febrero de 2014

El COMINO CRESPO




El Comino Crespo o simplemente Comino (Aniba perutilis) de la familia Lauraceae, es un árbol que se encuentra en peligro critico de extinción (Alzate, Rodriguez, Gómez; 2008) debido a que su madera, considerada como preciosa, ha sido altamente explotada para la fabricación de muebles.

Foto tomada por Gloria Bermudez

Hace muchos años, cuando me encontraba en el municipio de Frontino (Antioquia), tuve la oportunidad de conseguir un par de semillas de esta especie a través de un campesino. Hoy día, tengo en mi finca, un árbol de 28 años de edad y aproximadamente 5 metros de altura, producto de éstas.


Hacia 1999, recorría las montañas del municipio de El Retiro (Antioquia) en compañía de mi amiga Gloria Bermúdez y de Darío Vargas, quien es un conocedor de la región y su vegetación nativa, y de paso, nos servía como guía.

Durante nuestra caminata, Darío nos señaló a lo lejos, un árbol solitario en medio de un potrero ubicado en la margen izquierda de la quebrada La Agudelo.  En su momento, nos comentó que se trataba del único comino de la región.

Adicionalmente, Darío nos relató una historia que le había sucedido años atrás: Cierto día, caminando por el cauce de la misma quebrada, vio un pedazo de madera casi totalmente cubierto por la arena y que apenas podía notarse en el agua. Comenzó a revisarlo, y notó que era el tronco completo de un comino crespo. Tuvo que conseguir un buen número de trabajadores para desenterrar su hallazgo. Luego de extraerlo, pudo aserrar la madera, con la cual fabricó los muebles de su casa, e incluso, le sobró una parte para la venta.

A la semana siguiente, Gloria y yo salimos en busca del comino solitario que habíamos visto a la distancia. Después de un largo recorrido de tres horas a través de bosques y quebradas, llegamos a nuestro destino: nos encontramos con un árbol muy viejo, de tronco retorcido, más de tres metros de circunferencia y ramificado muy cerca de su base. Esta morfología, lo salvo de ser talado, toda vez que no era apto para aprovechar su madera en ebanistería.



En esa oportunidad, el árbol estaba lleno de frutos verdes, por lo que no pudimos conseguir semilla alguna. A los pocos días, organizamos nuevamente una visita al mismo lugar, en compañía de Álvaro Cogollo, director científico del Jardín Botánico de Medellín. Álvaro nos confirmó que efectivamente se trataba de la especie Aniba perutilis; también nos acompañaba el abogado Herman Jiménez, gran entusiasta y conocedor de árboles nativos, quien eufórico me dijo: "León, hay que coger toda esa semilla!".


Desde ese momento,  visitaba con frecuencia al árbol, siempre guardando la esperanza de encontrar frutos maduros que me permitieran propagar tan apreciada especie.

Los frutos eran cada vez más escasos. Sin embargo, pude recolectar algunos del suelo, muchos de los cuales presentaban daños por el pico de las aves.  Al parecer estaban sirviendo de alimento a tucanes y guacharacas, aves típicas de la región.



De los pocos frutos que pude conseguir y al cabo de dos a tres meses, germinaron varias semillas que hoy día, son árboles que crecen en mi finca. Actualmente, y ya con 15 años de edad, estos cominos apenas llegan a los 2 metros de altura, demostrando que son especies de crecimiento muy lento.





lunes, 6 de enero de 2014

LA BLAKEA


En la finca que tenía mi papá en el municipio de El Retiro, en el Oriente Antioqueño, había un árbol muy bonito de flores grandes, con pétalos gruesos y de color rosado intenso. Este árbol estaba situado al borde de un camino de herradura que servía de lindero con la finca del señor Álvaro Restrepo J.

Cierto día, el señor Restrepo nos llamó para indicarnos que quería ampliar el camino y convertirlo en un carreteable, pero antes, deseaba estar de acuerdo con nosotros, de tal manera que ninguna de las dos fincas resultara perjudicada.  Cuando nos encontramos en el camino para definir los trabajos a realizar, Álvaro, refiriéndose a ese árbol nos dijo: "Cuídenlo mucho, este es un árbol muy raro y solo es conocido en esta región; es más, mi hermano el padre Sergio lo reportó por primera vez para la ciencia y en su honor el nombre científico del árbol hace referencia a su nombre".
Efectivamente se amplió el camino y el buldozer que realizó el trabajo paso muy cerca del árbol, lastimando sus raíces.  Días más tarde el árbol se cayó y al poco tiempo murió mi papa, heredando yo el terreno con el árbol caído.


Pasado algún tiempo, noté que las ramas en contacto con el suelo echaron raíces y rebrotaron; en ese momento, decidí intentar su propagación a través de un acodo.  El resultado fue exitoso y actualmente existe cerca a mi casa un frondoso árbol de aproximadamente ocho metros de altura proveniente del primer acodo que hice.

Años después, el padre Sergio fue asesinado por la guerrilla y en el periódico El Colombiano se publicó un articulo lamentando su muerte y resaltando su labor en la botánica de la región.  En dicho articulo se hacia referencia al nombre científico de un árbol relacionado con el nombre de Sergio; para confirmar esta información, contacté a Gloria Bermúdez, pensionada de la Universidad de Antioquia y amiga personal del biólogo Ramiro Fonnegra, director del Herbario de esa universidad.

Llevamos una muestra del árbol y allí fue identificado como Blakea princeps (lind) cogn. var. splendida de la familia Melastomataceae. No satisfecho con esta información, me dirigí con Gloria a la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, allí nos facilitaron el expediente del padre Sergio Restrepo, lastimosamente el artículo del periódico El Colombiano que buscábamos no estaba disponible, es decir, mi duda se mantuvo.

De mis observaciones sobre este árbol he podido recopilar la siguiente información: la floración inicia cada año durante junio y termina en diciembre. En este último mes empiezan a madurar los primeros frutos que son unas cápsulas carnosas en forma de copa con una tapa de borde rojizo.

Atraídos por la maduración de los frutos empiezan a llegar aves que con su pico retiran la tapa y se alimentan del contenido, el cual consiste en una pulpa de sabor dulce conteniendo innumerables semilla muy pequeñas.


Las aves que mas frecuentan este hermoso árbol son:

Carriquí de montaña (Cyanocorax yncas)

Tángaras de diferentes especies, siendo una de las más numerosas la Tángara capirotada (Tangara heinei).

Azulejo común (Thraupis episcopus)



Azulejo palmero (Thraupis palmarum)













Tucancito esmeralda (Aulacorhynchus prasinus)


                                                             Mirla común (Turdus fuscater)



















Cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster)
Las aves me enseñaron a reconocer los frutos maduros, gracias a lo cual ya cuento con mas de 20 árboles propagados por semilla.

Su crecimiento inicial es lento y se adapta muy bien en zonas de ladera con buen drenaje.

En la publicación Especies Vegetales del Altiplano del Oriente Antioqueño en peligro de extinción cuyos autores son Fernando Alzate G., María Cristina Gómez S. y Sergio Luis Rodríguez, el Blakea princeps en considerado como una especie en peligro critico de extinción (2008)